Para muchos padres, los trastornos del sueño infantil son un verdadero problema. Pero también lo son -por sus secuelas y efectos nocivos- algunos de los métodos de disciplina que se emplean para lograr ¡por fin! que los niños duerman cuando sus padres así lo deciden.
Por tanto, dejar que un niño llore solo no es la solución. Cuando un bebé llora, no expresa capricho: necesita atención. Tampoco sirve evitar las canciones de cuna o impedir al niño que encuentre consuelo al compartir la cama con sus padres.
No se trata, pues, de aplicar un método o una serie de normas, sino de abordar las diferentes situaciones con afecto y comprensión. Como se demuestra en estas páginas, existen otras formas mucho más eficaces y, sin duda, más tiernas de lograr noches tranquilas tanto para los padres como para los hijos.
Autor: Rosa Jové
Editorial: El Ateneo
Formato: Rústica
272 págs.
Tamaño: 15,5 x 22,5 cm.